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jueves, 15 de diciembre de 2011

Confianza

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:3

Los dos últimos años fueron muy difíciles para Jaime. Desempleado, con la autoestima por el suelo y el hogar al borde del colapso, no resistió a la tentación de encaminarse por las tenebrosas avenidas de la deshonestidad. Al principio, todo iba bien. En pocos meses, había logrado ganar lo que no pudo percibir honestamente en varios años. Con dinero en el bolsillo, aparentemente su vida volvió a la normalidad. Tuvo paz exterior. Pero, pasaba noches enteras sin dormir, castigado por el peso de la culpa. A pesar de ello, Creyó que valía la pena.

Repentinamente, cuando pensaba que nadie lo descubriría, su delito se hizo de conocimiento público y, además de la vergüenza y el escándalo, acabó en prisión.

La paz que el profeta menciona, en el texto de hoy, no es la paz del cuerpo sino del alma. La paz que realmente vale. Aquella que organiza tu mundo interior y te prepara para los embates de la vida.
Es lamentable que, a veces, el ser humano confunda las cosas. Busca la paz exterior a cualquier costo, aunque para eso tenga que violar la propia consciencia. Después, en el silencio de su insomnio, no se explica lo que sucede; solo sabe que algo lo perturba por dentro, lo hace infeliz. Es como el martillo que golpea sin parar, incomodando, hiriendo, asfixiando.
El profeta Isaías habla hoy acerca de la paz que nace de la confianza en alguien que nunca falla. Menciona la perseverancia como condición para recibir esa paz. Dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera”. Perseverar, en el original hebreo, es camak, que literalmente significa “descansar la mente en algo”.
Yo sé que es difícil descansar cuando el mar a tu alrededor está agitado. Cuando no hay dinero para atender las necesidades de la familia; cuando la enfermedad toca a la puerta o la muerte te merodea. Sin embargo, el consejo del profeta no falla: en los momentos más difíciles, coloca la mente en Dios y descansa en él, aunque aparentemente nada ocurra, aunque te parezca infantil.

No desistas. Lo primero que Dios hará en tu vida es colocar paz en tu corazón, y después, curado de tus ansiedades, él te usará a ti mismo como el instrumento poderoso para hacer maravillas.

Por eso hoy, aunque solo veas sombras en tu entorno, parte hacia la lucha recordando que Dios “guardará en perfecta paz a los que en Él perseveran”.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Hagámoslo de todas maneras


La gente es ilógica, irracional y centrada en sí misma. Amémosla de todas maneras.
Al hacer el bien, la gente nos acusará de motivaciones egoístas ulteriores. Hagamos bien de todas maneras.
Al ser exitosos, ganaremos falsos amigos y enemigos genuinos. Triunfemos de todas maneras.
El bien que hagamos hoy será olvidado mañana. Hagamos el bien de todas maneras.
La honestidad y la franqueza nos hacen vulnerables. Seamos honestos y francos de todas maneras.
Los grandes hombres y mujeres con las ideas más grandes pueden ser derribados por los hombres y mujeres más pequeños con las mentes más pequeñas. Pensemos en grande de todas maneras.
La gente está a favor de los más débiles pero sigue a los más fuertes. Luchemos por algunos débiles de todas maneras.
Lo que nos tome años construir pudiera ser destruido en un momento. Construyamos de todas maneras.
La gente realmente necesita ayuda pero pudiera atacarnos si lo hacemos. Ayudémosla de todas maneras.
Démosle al mundo lo mejor de nosotros y nos herirá de vuelta. Démosle al mundo lo mejor, de todas maneras.